En España este tipo de paisaje es el que se da en las zonas con mayor influencia del clima atlántico como pueden ser Galicia o la Cordillera Cantábrica, aunque también su presencia puede llegar a zonas montañosas como los Pirineos, el Sistema Central, el Sistema Ibérico o las Cordilleras Catalanas.
Si las condiciones climáticas son las adecuadas, con un régimen de precipitaciones abundantes y temperaturas poco calurosas con presencia de humedad en los suelos encontramos el bosque templado-oceánico que alcanza un desarrollo en altura de unos 30 metros. Los principales árboles que encontramos son el roble y la haya los cuales poseen hoja ancha y caduca de manera que la luz penetra con dificultades por lo que encontramos un sotobosque poco poblado y pobre.
Una de las especies vegetales que destaca son los robledales, los cuales ascienden por las laderas de las montañas porque precisan de humedad, aunque no soportan bien el frío. Actualmente está aumentada su extensión.
Los hayedos los podemos encontrar combinados con robledales pero su resistencia hacie el calor es menor y necesitan de mucha humedad. Tienen un crecimiento más rápido que los robles, entre 80 y 100 años, y su madera se emplea principalmente en la fabricación de muebles.
En las zonas de la montaña donde el frío o la sequedad dificultan el crecimiento del bosque atlántico tenemos la presencia de un matorral conocido como landa. Es un matorral tupido que está formado por brezos, enebros y retamas.
Un ejemplo de este tipo de paisaje vegetal puede ser esta cliserie:
Cliserie de la Cordillera Cantábrica
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